lunes, 30 de marzo de 2015

MAL DE ESCUELA

EL PROFESOR IDEAL
Tras muchos años siendo alumno de infinidad de docentes solo unos pocos, contados con la palma de la mano, son aquellos que te marcan realmente. Profesores que destacan sobre la resta y que no realizan un sobreesfuerzo ya que aparentan una pasión por su oficio.
Esta acción le ocurrió a Héctor Bermúdez, él vio que su profesor dando clase, interactuaba con todos ellos por igual y que no trabajaba, sino que disfrutaba. Amaba su profesión y la trataba como tal. Tras tener a ese profesor quiso verse reflejado, que mejor que disfrutar tu profesión y ejercerla de forma casi perfecta.
Esto es una experiencia parecida a la que le sucede a Pennac ya que este profesor interactuaba con todos los alumnos y les hacia útiles, fueran mejores o peores, el conseguía que todos estuvieran entusiasmados con la clase y esto producía resultados positivos en la enseñanza y aprendizaje de la asignatura.
Para ello citamos estos párrafos del cual habla Pennac:
"Que me descubrió como lo que era: un fabulador sincera y alegremente suicida."
"Pasmado, sin duda, ante mi capacidad de forjar excusas cada vez más inventivas para las lecciones no aprendidas o los deberes no hechos, decidió exonerarme de las redacciones para encargarme una novela. Una novela que yo debía redactar durante el trimestre, a razón de un capítulo por semana. Tema libre, pero me rogaba que las entregas llegaran sin faltas de ortografía."
"No creo haber hecho progresos sustanciales en nada aquel año pero por primera vez en toda mi escolaridad un profesor me concedía un estatuto; existía escolarmente para alguien, como un individuo que tenía una línea que seguir y que la podía aguantar duraderamente."
(página 53-54, capítulo II Devenir, del libro ‘’Mal de escuela’’)

Ser un profesor ideal no es nada fácil ya que aparte de tener una buena formación como profesor, tienes que llevarlo dentro y entender a los alumnos, ponerte en su situación y saber cómo llevar a cada uno porque todos no son iguales y cada uno tiene sus problemas. Para llevar todo esto a cabo, hace falta tener amor por esta profesión como les pasa a los pocos profesores de los que Pennac habla muy bien, porque saben llevar perfectamente estas situaciones, saben solucionar cualquier problema con un simple diálogo con el alumno, y aparte de eso disfrutan haciéndolo.
Relacionamos lo dicho con la siguiente cita del cual habla Pennac:
"Solo sé que los tres estaban poseídos por la pasión comunicativa de su materia. Armados con esa pasión, vinieron a buscarme al fondo de mi desaliento y solo me soltaron una vez que tuve ambos pies sólidamente puestos en sus clases, que resultaron ser la antecámara de mi vida. "
"Acompañaban paso a paso nuestros esfuerzos, se alegraban de nuestros progresos, no se impacientaban por nuestras lentitudes, nunca consideraban nuestros fracasos como una injuria personal y se mostraban con nosotros de una exigencia tanto más rigurosa cuanto estaba basada en la calidad, la constancia y la generosidad de su propio trabajo. "
(página 149, capítulo VI Lo que quiere decir amar, del libro ‘’Mal de escuela’’)


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